miércoles, 25 de mayo de 2011

Bálsamo para nuestro corazón

Cuando escucho muchas veces, a hermanos sinceros que aman a Dios, y han sido heridos por otros hermanos, siento que se me encoje el alma, por que se que su fe, está siendo puesta a prueba, no hay motivo que en mayor número de veces, lleve a más hijos de Dios, a apartarse de su fe y de las congregaciones a las que asisten, que este motivo.
Y es que las heridas causadas por la familia de la fe, son las más profundas, ya que esperamos que alguien que ama y dice estar comprometido con Dios, no actúe de esta manera, nuestras expectativas personales muchas veces, son las que nos producen las mayores decepciones.
Se nos olvida que “No hay ni uno solo que sea justo” (Ro. 3:10) en este mundo, todos y cada uno fallamos a nuestro prójimo en algún momento de nuestra vida, por ello, debemos llevar todas nuestras expectativas al único, que si es capaz de satisfacerlas, Jesucristo, sabiendo que él nos entiende y conoce. Y rogando que derrame el amor de Dios sobre nuestros corazones, para que podamos ser compasivos con todos aquellos que nos fallan.
Vayamos hoy a Cristo,  que puede darnos el bálsamo que nuestro corazón necesita, escojamos perdonar y amar de nuevo, sabiendo que ninguno estamos libre de fallar y pongamos todo nuestro en empeño en mejorar y cada día parecernos más a Jesús nuestro maestro.